Sombras internas: El drama silencioso del 11-S

0
3

El 9/11 National Memorial, también conocido como National September 11 Memorial & Museum

Por Vanessa Rodríguez

Mientras el mundo recuerda las imágenes icónicas de las Torres Gemelas en llamas, el verdadero drama del 11-S late en el interior de Estados Unidos: un país fracturado por el miedo, la islamofobia y un trauma colectivo que ha envenenado su tejido social durante casi dos décadas y media. Aquel martes de 2001 no solo derrumbó edificios, pulverizó la ilusión de invulnerabilidad americana, dejando un saldo emocional que aún resuena en comunidades divididas y políticas polarizadas.

En Nueva York, epicentro de la tragedia, el 35% de los testigos directos desarrollaron trastorno por estrés postraumático (TEPT), según estudios postraumáticos, con síntomas que van desde insomnio crónico hasta un entumecimiento que anestesia la vida cotidiana. Pero el dolor se extendió como una onda expansiva: en todo el país, encuestas revelan que el 70% de los adultos presenciaron eventos traumatizantes a través de la televisión, internalizando el horror como propio.

Islamofobia: La erosión de la confianza colectiva

El drama se agudizó con la islamofobia, un veneno que brotó de las cenizas. Inmediatamente después de los ataques, los crímenes de odio contra musulmanes y árabes se multiplicaron por diez, pasando de 28 incidentes en 2000 a 481 en 2001, según el FBI. Veinticuatro años después, el 48% de los musulmanes estadounidenses reportan discriminación religiosa anual, un estigma que ha permeado la sociedad y alimentado divisiones. Comunidades enteras, como la de Dearborn en Michigan (hogar de la mayor población árabe de EE.UU.), vivieron bajo asedio: mezquitas vandalizadas, niños acosados en escuelas. «Nos convertimos en los otros, los sospechosos perpetuos», contó un imán local en 2011, y esa sombra persiste en el auge de figuras políticas que explotan el miedo.

A nivel colectivo, el 11-S catalizó una erosión de la confianza. La «guerra contra el terror» que siguió no solo agotó el erario público, sino que exacerbó desigualdades: veteranos con TEPT luchando por atención médica, familias de víctimas lidiando con burocracia en el Fondo de Compensación. En el corazón de América, el drama es el de una nación que, ante el terror, eligió la vigilancia masiva sobre la empatía.

Hoy, EE.UU. dividido por pandemias y elecciones, el 11-S nos interroga: ¿hemos sanado, o solo hemos aprendido a convivir con las cicatrices?

Obtén información al instante, Síguenos en Nuestras cuentas de Redes Sociales

Instagram: @madridnews24.official

X : @madridnews24_