Japón marca un hito político con la llegada de Sanae Takaichi, la primera mujer en asumir el cargo de primera ministra. La conservadora de 64 años, conocida por su firmeza ante China y su admiración por Margaret Thatcher, asume el liderazgo del país asiático en un momento de alta inestabilidad: es la quinta persona en gobernar Japón en cinco años.
Takaichi fue nombrada oficialmente por el Parlamento tras imponerse de forma sorpresiva en la primera vuelta de las votaciones internas del Partido Liberal Democrático (PLD), que domina la política japonesa desde hace décadas pero atraviesa una fuerte caída de popularidad. Su ascenso se concretó luego de sellar un acuerdo de coalición de último minuto con el Partido Innovación de Japón (PIJ), tras la ruptura con su socio tradicional, el Komeito.
La nueva primera ministra llega con una agenda apretada que incluye la visita del presidente estadounidense Donald Trump a Tokio, mientras enfrenta desafíos urgentes: la desaceleración económica, el envejecimiento poblacional y las tensiones diplomáticas con Pekín. Aunque ha moderado su discurso frente a China, Takaichi mantiene su postura de que Japón debe reforzar su defensa ante las “amenazas regionales”.
En el terreno doméstico, prometió “reorganizar Japón para hacerlo responsable con las generaciones futuras”, impulsando una economía más dinámica. Sin embargo, su gabinete —con solo dos mujeres entre 19 ministros— evidencia que la igualdad de género sigue siendo una deuda pendiente. Japón ocupa el puesto 118 de 148 en el Índice Global de Brecha de Género 2025.
Takaichi ha hablado abiertamente de su experiencia con la menopausia y busca visibilizar los problemas de salud femenina, pero se mantiene firme en su rechazo a reformas familiares y en su defensa de la sucesión imperial exclusivamente masculina.
Con su llegada, Japón abre una nueva página de su historia política.