Madrid, España – En una medida que subraya las complejas tensiones geopolíticas y la creciente influencia de Estados Unidos en la política de seguridad tecnológica europea, el gobierno de España ha tomado la decisión de cancelar un contrato multimillonario con la empresa china Huawei. El acuerdo, que había sido adjudicado a Telefónica para modernizar la red de fibra óptica RedIRIS, utilizada por el Ministerio de Defensa, universidades y centros de investigación, ha sido anulado oficialmente por motivos de «seguridad» y «autonomía estratégica».
La cancelación, que según reportes de medios como El Observador y La Voz de Galicia ocurrió a última hora, es el resultado de una intensa presión diplomática ejercida por Washington. Durante meses, Estados Unidos ha advertido a sus aliados europeos sobre los riesgos de seguridad que, según ellos, implican los equipos de Huawei, argumentando que podrían ser utilizados por el gobierno chino para espionaje. La Casa Blanca incluso había dado un ultimátum a España, amenazando con limitar el intercambio de inteligencia sensible si el contrato con la tecnológica china seguía adelante. Ante la posibilidad de que la cooperación bilateral en materia de seguridad se viera comprometida, el gobierno español optó por dar marcha atrás.
El contrato, con un valor de 12.3 millones de euros, tenía como objetivo principal actualizar la red RedIRIS, una infraestructura crítica que se extiende por más de 15,000 kilómetros. La licitación, que se había publicado el 24 de julio, había sido adjudicada a Telefónica el 25 de agosto. Sin embargo, apenas 24 horas después de la adjudicación, el Ministerio para la Transformación Digital decidió suspender la operación. Este rápido cambio de postura evidencia la gravedad de las preocupaciones expresadas por Estados Unidos y la importancia de la relación con Washington en el ámbito de la seguridad nacional.
La decisión de España también se alinea con la tendencia de otros países europeos. Gobiernos como el de Alemania ya han implementado prohibiciones absolutas o severas restricciones al uso de equipos de Huawei en sus infraestructuras críticas. Al tomar esta medida, España busca no solo apaciguar a su principal aliado transatlántico, sino también fortalecer su posición dentro del marco de seguridad de la OTAN y la Unión Europea. Aunque Huawei niega firmemente todas las acusaciones de espionaje, la cancelación del acuerdo por parte de España representa una victoria significativa para la agenda de seguridad de EE. UU. y un revés para los planes de expansión de la tecnológica china en Europa.
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