Tras las recientes elecciones autonómicas del 21 de diciembre de 2025, el análisis de los datos por sección censal revela un escenario devastador para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la región. Con apenas un 26% de los votos —uno de cada cuatro—, la formación ha firmado su peor resultado histórico, perdiendo un tercio de su apoyo electoral en tan solo dos años.
El desplome ha sido prácticamente universal, afectando al 98% de las secciones censales de la comunidad. Los datos reflejan que el partido ha perdido fuelle en todos los estratos económicos y geográficos, desde los municipios más pequeños hasta las grandes urbes, donde el retroceso ha sido de dos dígitos en ciudades clave como Badajoz, Cáceres y Mérida.
Las causas del hundimiento: abstención y transferencia de voto El análisis detallado mesa a mesa identifica tres factores principales en esta caída:
Abstención en feudos tradicionales: En los barrios donde el PSOE era más fuerte, la participación cayó hasta 13 puntos, lo que sugiere que gran parte de su electorado optó por quedarse en casa.
Fugas transversales: La fidelidad del voto socialista se ha quebrado. Un 11% de sus antiguos votantes se desplazó hacia el Partido Popular (PP) y un 15% hacia Unidas por Extremadura, evidenciando fugas tanto a la derecha como a la izquierda.
Impacto económico: La caída ha sido transversal. En los barrios más humildes, el apoyo bajó del 47% al 33%, mientras que en las zonas de rentas altas se redujo casi a la mitad (del 27% al 15%).
Cambio en el perfil de Vox Mientras el PP consolida su crecimiento en todas las rentas, el análisis destaca el ascenso de Vox, que ha dejado de ser un partido ligado a las rentas altas para volverse transversal. La formación ha experimentado su mayor crecimiento en los barrios más pobres de Extremadura, donde ya compite directamente por el espacio que antes dominaba la izquierda.
Este escenario deja al PSOE extremeño ante una crisis de identidad y liderazgo profunda, marcada por la dimisión de su secretario general, Miguel Ángel Gallardo, y la necesidad de reconstruir un proyecto que ha perdido su hegemonía territorial.




