La anulación del contrato subraya la complejidad de las relaciones internacionales. FOTO Infodrone.
En un suceso que ha generado controversia, el Ministerio de Defensa español ha cancelado la adquisición de una flota de 40 drones ligeros destinados al Ejército de Tierra en Melilla. La decisión se produce después de que la empresa fabricante de los drones, la compañía china DJI, fuera señalada por Estados Unidos bajo acusaciones de espionaje.
Según diversas fuentes, la licitación, que había sido abierta por un valor de 200.000 euros, fue anulada oficialmente por un «error burocrático» en la documentación. Sin embargo, la anulación coincide con una creciente presión por parte de Washington, que ha advertido a sus aliados, incluyendo a España, sobre la seguridad de utilizar tecnología de empresas chinas como DJI.
Estas advertencias están vinculadas a la posibilidad de que se restrinja el intercambio de información de inteligencia si se utilizan equipos de estas compañías.
Los drones estaban destinados a fortalecer las capacidades de la Comandancia de Melilla en tareas de reconocimiento, vigilancia, transporte y adiestramiento de unidades.
La anulación del contrato subraya la complejidad de las relaciones internacionales y el delicado equilibrio que los países deben mantener entre sus necesidades tecnológicas y las preocupaciones de seguridad de sus principales socios estratégicos.
Este caso resalta una problemática global que enfrenta el mercado de tecnología, donde la dominación de compañías chinas en ciertos sectores, como el de los drones civiles y de vigilancia, genera serias preocupaciones en Occidente.
La decisión del Ejército de Tierra español de anular la compra, sin importar la razón oficial, envía una señal clara sobre la importancia de las advertencias de sus aliados y el peso de las implicaciones geopolíticas en las decisiones de defensa.
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